Con la llegada de la época estival y la subida de las temperaturas, se llega a la necesidad de realizar un correcto mantenimiento en spas, piscinas, fuentes públicas, nebulizadores y torres de refrigeración, para prevenir la proliferación de la bacteria Legionella en los equipos considerados de riesgo y evitar casos de legionelosis entre la población.

 

¿Qué es la Legionella?

Es una bacteria que se encuentra naturalmente en agua dulce. Viven en aguas estancadas con un amplio rango de temperatura, preferiblemente superior a 35ºC. Su crecimiento se ve favorecido por la presencia de materia orgánica. Poseen respiración aerobia y un flagelo para desplazarse. Dentro de este género existen 48 especies y un total de unos 78 serotipos. Algunas de las especies de legionella pueden infectar a humanos. La especie más importante en este aspecto es Legionella pneumophila por sus implicaciones médicas. La legionella puede multiplicarse dentro de amebas y su cocultivo es a veces el mejor método conocido para detectar su presencia infecciosa.

Las acciones de mantenimiento, limpieza y desinfección deben realizarse en todos los equipos de riesgo contemplados en el RD 865/2003.

Además de lograr un mayor rendimiento energético, se ha conseguido un mantenimiento más sencillo que, en consecuencia, redunda en la seguridad socio-sanitaria.

 “Cabe recordar que la legionela se combate en invierno, lo que significa que el programa completo de mantenimiento debe realizarse durante todo el año”.

¿Cómo se actúa contra la Legionella?

El mecanismo de infección de Legionella es a través de la inhalación de aerosoles de agua contaminada con el patógeno; de esta manera, el microorganismo entra en las vías respiratorias, donde requerirá un periodo de incubación de 2-10 días para que se presenten los síntomas que caracterizan la enfermedad. El tratamiento requiere antibióticos y cuidados de apoyo junto con hospitalización en los casos más graves.

Los factores que favorecen la colonización de Legionella son el estancamiento de aguas, la película biológica (“biocapa”) y las incrustaciones y sedimentos, donde la bacteria encuentra fácilmente su alimento.

En cuanto a los factores que favorecen el desarrollo y multiplicación de la bacteria, la temperatura juega un papel muy importante. A temperaturas entre 20 y 45ºC se desarrolla fácilmente, siendo éste precisamente el rango en el que se encuentra el agua en torres de refrigeración, condensadores, duchas y grifos de agua caliente.

Entre 0 y 10ºC la Legionella puede encontrarse en estado latente mientras que, de 45 a 60ºC, temperatura a la que se halla el agua sanitaria caliente, la bacteria no se multiplica, pero persiste. Únicamente a partir de temperaturas por encima de 65ºC empieza a morir.

La presencia de ciertos protozoos como Acanthomoeba resulta asimismo peligrosa, al ser estos microorganismos capaces de soportar el crecimiento intracelular de la bacteria; en su interior se puede amplificar rápidamente alcanzando, en poco tiempo, poblaciones con gran número de individuos que encuentran así protección frente a agentes externos como pueden ser los biocidas.

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