En Hisal Control de Plagas, como empresa de fumigación en Almería, ofrecemos servicios de Desinsectación, Desratización y Desinfección. En concreto, hoy vamos a tratar una bacteria específica que habita en el intestino de muchísimos animales (entre ellos el hombre): La Salmonella.
Cuando hablamos de Desinfección nos referimos a la eliminación de todo tipo de microorganismos patógenos (virus, bacterias y hongos) y tiene como finalidad mantener los niveles de contaminación microbiana dentro de los límites considerados aceptables, desde el punto de vista teórico-sanitario, en función del riesgo que representa en cada caso sobre la actividad que se realiza en el lugar concreto. La desinfección es una medida recomendada en colegios, hospitales, industrias alimentarias, granjas, etc…
La salmonelosis es una toxiinfección de origen bacteriano que normalmente se transmite a través de los alimentos cuando no se han manipulado en condiciones higiénicas. Un alimento que no ha sido adecuadamente manipulado o preparado y está contaminado por Salmonella es la principal fuente de entrada en nuestro organismo, donde la bacteria se reproduce causando la salmonelosis.
La bacteria (salmonella) vive en el intestino humano o animal y se transmite a otras personas por el contacto con heces contaminadas.
Para evitar la presencia de salmonella en los alimentos hay que mantener una buena higiene en la cocina, lavarse las manos y limpiar los utensilios después de manejar los huevos, cocinar los alimentos a temperatura suficiente, mantenerlos en el frigorífico tras su preparación si no son para consumo inmediato y no dejarlos a temperatura ambiente. La salmonella no resiste temperaturas habituales de cocinado, por encima de los 70º.
Los síntomas aparecen entre las 12 y las 72 horas posteriores a la infección y son:
- Diarrea
- Fiebre
- Dolor de tripa
- Gastroenteritis
Cualquier persona puede contraer salmonelosis. Los más vulnerables son los chicos menores a 5 años, las personas mayores y cualquier persona que tenga sus defensas bajas, como pueden ser quienes realizan tratamientos para curar el cáncer o tratar el SIDA.
El control de la Salmonella en la producción de huevos se fundamenta en las medidas de prevención de la contaminación de las aves. En España, las gallinas ponedoras se vacunan obligatoriamente contra las salmonelas, medida que además se acompaña de protocolos de buenas prácticas de higiene en el manejo de la granja (cuidado de las aves, bioseguridad en las instalaciones y métodos de trabajo del personal, manipulación adecuada de los piensos y agua) así como de controles periódicos para detectar cualquier incidencia y actuar en consecuencia.
Todas las precauciones adoptadas para garantizar la higiene en el proceso de la producción del huevo pueden resultar inútiles si no lo manipulamos en su destino siguiendo unas normas básicas de manejo. Al cascar el huevo o al romperse su cáscara, las principales defensas naturales contra el ataque microbiano disminuyen o desaparecen por completo. El contenido, que va a ser nuestro alimento, queda expuesto a la colonización de microorganismos que se reproducen fácilmente en este excelente medio nutritivo que es el huevo. Además, las fuentes de contaminación se multiplican en el entorno: materiales y equipos, manipuladores, medio ambiente, envases, etc.
Con estos datos y teniendo en cuenta las normas básicas en salud e higiene, en Hisal os damos algunos consejos para evitar y prevenir la salmonelosis:
- Conservar refrigerados los alimentos, frescos o cocinados:el riesgo que presenta para el hombre la presencia de microorganismos patógenos en los alimentos depende del tiempo transcurrido desde que se produjo la contaminación y de la temperatura. La Salmonella puede multiplicarse a una velocidad muy elevada en cualquier alimento fresco a temperatura ambiente. Por esta razón, si los platos elaborados no se refrigeran rápidamente el microorganismo se multiplicará, y con ello el riesgo de toxiinfección. Uno de los alimentos habitualmente relacionado con brotes de Salmonella es la salsa mahonesa (y otras similares) elaborada con huevo fresco.
- Cocinar a temperatura suficiente los platos con huevo: la Salmonellaes una bacteria no demasiado resistente a las altas temperaturas. Un proceso de cocinado adecuado, alcanzando la temperatura de 70 °C en todo el alimento, garantiza su eliminación. Cuando se recalienta un plato ya cocinado es conveniente volver a alcanzar esta temperatura antes de servirlo. En general no es recomendable consumir el huevo sin cocinar o poco cocinado. El riesgo de toxiinfección es menor en el caso de los platos poco cocinados de consumo inmediato (huevo frito o pasado por agua). Ello se debe a que la presencia de bacterias en el huevo en su origen no suele ser tan alta como para alcanzar la dosis que genera la infección (nos referimos a huevos procedentes de las granjas comerciales comunitarias que mantienen programas obligatorios de control de la salmonela). Por ello, hay que manejar con especial cuidado la higiene, el tiempo y la temperatura en la preparación y conservación de platos poco cocinados que no se consuman inmediatamente tras su elaboración (salsas, natillas, cremas pasteleras).
- Higiene y limpieza en la elaboración de los platos: es muy importante lavarse frecuentemente las manos durante el proceso de la manipulación de alimentos, especialmente los que están sin procesar (carne, pescado, verduras o huevo, por ejemplo). Debemos mantener limpios los utensilios y superficies en contacto con los alimentos, no solo en el cocinado, sino también durante su almacenamiento o preparación previa. Las tablas de cortar, los recipientes y cubiertos deben estar limpios en cada nuevo uso. Es aconsejable evitar el uso de utensilios resquebrajados o que no se puedan limpiar fácilmente, ya que pueden retener restos de comida y originar una contaminación posterior.
- Evitar la contaminación cruzada:cualquier instrumento o recipiente que hayamos empleado en contacto con un alimento sin cocinar debe limpiarse cuidadosamente antes de utilizarlo con un alimento ya cocinado o listo para su consumo. Tampoco se debe cascar el huevo en el recipiente que emplearemos después para batirlo, cocinar o servir los alimentos ya preparados. Estas precauciones son especialmente importantes en la preparación de alimentos como las carnes, pescados o huevos, que por su riqueza en nutrientes son especialmente apreciados por los microorganismos patógenos si les damos facilidades para reproducirse.
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